Ukyoclub

lunes, 14 de septiembre de 2009

Como conociste el Anime ?



Ésta es una pregunta que a todos nos encanta responder, sobre todo cuando estamos entre amigos que tienen nuestras mismas aficiones. Y como primer artículo para WatchMonkeys, pienso que éste es el tópico ideal para comenzar a conocernos ^___^

El anime ya existía en la televisión de América Latina desde antes de los años 90’s. Diría que los primeros contactos con ese mundo nipón ocurrieron con aquellas comentadísimas series: La Princesa Caballero, Kimba el león blanco, Heidi y hasta con Señorita Cometa que, sin ser anime, igual enganchó a muchos de una generación anterior a la mía (así hasta me siento joven XD).



Sin embargo, este primer contacto (según lo veo yo) no tuvo el impacto que tendría la segunda gran oleada de animación japonesa que llegó en los 80’s. Eran simples programas de TV para entretener, nada más. Ni siquiera se esperaba un rating elevado o al menos significante en series de este tipo.

Los 80’s

Recuerdo aún las tardes de mi infancia en que combinaba capítulos de Los Pitufos con Robotech (alias Macross) en Canal 5 (hasta el Tío Gamboín salía XD). Creo que ese fue uno de los primeros contactos con el anime de la gente de mi generación.



En los 80’s fuimos invadidos por series tanto de chicas mágicas como de robots. Sin embargo no se desarrolló una “cultura del anime” hasta mucho después de esos años. En esa etapa muchos veíamos la tele sin distinguir entre animación estadounidense y japonesa.

En aquellos días aún no se comercializaba el anime como producto, sólo representaba una caricatura más para la tarde de los niños y de algunos jóvenes. No dudo que muchos adolescentes se vieran entusiasmados por Mazinger Z, por ejemplo, pero no encontraron eco a sus gustos en ninguna tienda. El Internet era, cuando menos, escaso en aquellos días, así que ni hablar de encontrar información más allá de la que veíamos en la tele.



Y como dije, la cultura del anime no se había desarrollado en absoluto. No existían las benditas convenciones, expos o salones de cómics y manga dónde comprar. A lo mucho podíamos esperar una colección de estampitas por Panini y juguetes de plástico barato que, obviamente, eran enfocados a niños de no más de 12 años. Para un adolescente hubiera sido traumático ir por la calle con sus amigos mientras intercambiaban estampitas o simplemente impensable el adquirir una figura de Mazinger o Afrodita aunque fuera de plástico simple.

Quizá sí había más opciones, cuentos para iluminar o algunas historietas tipo cómic, pero eran raras y no dudo que ese material no estuviera disponible en todos los países.

Así, el anime quedó esperando en las memorias de una generación.

Los 90’s


El gran boom del anime a nivel América (sí, AMÉRICA) fue en los 90’s, con series que nunca olvidaremos, como Saint Seiya, Magic Knight Rayearth, Slam Dunk, Zenki, Dragon ball (en todas sus versiones), Sailor Moon, Escaflowne, Ranma ½, etc…

En México vimos muchas series en televisión abierta, con buen doblaje y, aunque a algunas se les hicieron cortes horrendos (Ranma ½ es el caso más escandaloso), pudimos disfrutarlas. Tuvimos una preciosa guerra de televisoras en la que cada una trataba de obtener más rating mediante más y mejores series. En este rubro diría que llegaron a un empate, ya que TV Azteca trajo más series, muy buenas, mientras que Televisa se enfocó sobre todo a Dragon Ball y Ranma; sin embargo, los cambios drásticos e inadvertidos de horarios de la televisora del Ajusco le hicieron perder público y credibilidad.



Fue en estos años en que América Latina comenzó a despertar (tardíamente, porque al menos en España este movimiento ya estaba más avanzado) a las delicias del anime y del manga. Comenzaron a hacerse pequeñas reuniones que derivaron en las actuales convenciones de cómics y manga; el Internet nos abrió las puertas a poder adquirir música, libros, mangas, trading cards y figuras en una tienda especializada, y algunos tuvimos suerte de poder asistir a proyecciones de anime nuevecito y, a veces, hasta subtitulado al español.

El anime comenzó a dejar de ser una “caricatura para niños” y dio sus primeros pasos hacia convertirse en un hobbie formal. Muchos sufrimos la vejación de ser tachados como “inmaduros” por seguir de cerca las aventuras de nuestro héroe favorito y hasta atrevernos a escribir los llamados “fanfics” (historias inventadas por nosotros mismos sobre nuestras series preferidas).

Pero a pesar de todo, la maquinaria había echado a andar y no se ha podido detener aún ahora.



Poco después, ya entrando en el nuevo siglo, tendríamos también series muy ovacionadas como Rurouni Kenshin (Samurai X), Stabber Sorcerous Orphen, Slayers, Inuyasha o Sakura Card Captor, muchas de las cuales nunca pasaron en tele abierta (y a veces ni siquiera en el sistema de cable local). Estamos hablando de hace poquísimos años, cuando el Internet nos daba todo lo que podíamos necesitar para mantener nuestro interés en tal o cual serie.

Las reuniones para ver anime, comprarlo, venderlo y hasta jugarlo (¿alguien ha jugado Yugi-Oh?) eran habituales y el cosplay ya no era tan extraño.

Las tiendas de anime de los 90’s tuvieron que evolucionar para ofrecernos, no sólo pósters o capítulos grabados en videos muchas veces de mala calidad, sino cualquier material cada vez más raro y, claro, original para atraer a un mercado que se extendía cada vez más.



Cualquier anime que se estrenara en Japón era casi de inmediato comercializado en América y los mitos alrededor de éstos fueron reduciéndose en comparación con años anteriores, cuando la desinformación era grande (aún recuerdo que un tipo intentó venderme un fic de Saint Seiya como una obra original de Kurumada… - -U).

El anime ha adquirido tanto ímpetu que hasta en el cine hemos podido apreciar joyas como Sen to Chihiro no kamikakushi (El viaje de Chihiro), aunque ya antes pudimos ver también las películas de Saint Seiya y Dragon ball.

Anime del nuevo siglo

Actualmente, el cuento ha seguido con series como Naruto, que causa furor tanto en el Votatoon como en los blogs y en sitios donde se sube su manga y capítulos.



El anime es un negocio rentable y hay gente que basa su economía familiar en este ramo. Sin embargo, ahora es más difícil encontrar anime en tele abierta. Las televisoras de paga han estado trayendo series y películas aisladas para seguir cosechando rating, además de buscar animaciones que tengan el tipo de dibujo oriental sin ser de ese origen plenamente.

Aún hasta 2008, en México podíamos ver buen anime en televisión cultural (Canal 22 con Neon Genesis Evangelion y Soukyou no Fafner) y en la actualidad no es raro ver gente en la calle disfrazada de personajes de anime y dirigiéndose a una de las varias convenciones que se hacen en el país.

Pero, después de este panorama general ¿cómo conocí el anime?



Por mi parte, soy de esa vieja generación que creció con Robotech y Bell y Sebastian. Gracias a una amiga de los scouts conocí Saint Seiya y me enamoré de la serie. Fui a las antiguas MECyF y Conque con gran alegría y salía corriendo de mis clases para poder alcanzar lugar en las proyecciones de anime que se hacían en la Cineteca Nacional, en Universidad La Salle o en la facultad de Arquitectura de la UNAM. Como muchos, compré como loca la Saga de Hades apenas salió y casi lloro con los primeros mangas que Editorial VID publicó en México. También soy de ese grupo que entró a comunidades en internet buscando más anime y manga, de los muchos fans que escribieron un fanfic y la ropa estampada con motivos de anime no falta en mi guardarropa (adoro mi sudadera roja con el no. 14 y en letras grandotas “H. MITSUI” en la espalda ^O^). Tampoco me faltó cubrir el requisito de jugar juegos de rol de anime (dos de ellos hechos por mí misma), coleccionar cards de todo lo que se me ponía enfrente, tener montones de figuras de gashapon y hasta jugar Yugi-Oh con expresiones sacadas del anime.



Y ¿cómo no? actualmente veo anime por Internet, leo manga como una loca desquiciada, bajo música de anime al por mayor y, aunque he dejado de lado el cosplay por causas materiales (o sea $$ XP), sigo amando esta afición como el primer día. Tanto, que mi hija se llama Laura Atenea, en honor a la diosa de Saint Seiya…


En un foro leí una vez: “Las primeras generaciones de otakus ya crecieron y están procreando. Una nueva cadenita de inmaduros deambulará por las calles en trajes de Naruto y la sociedad se perderá. Tendremos mucho material japonés para rato… ¡Larga vida al anime!”

Y entonces, ¿tú cómo conociste el anime?

Topic por Al Naht